¿Cómo ser Florencia y no morir en el intento?

Florencia es una mujer que vive situaciones típicas, pero con hombres atípicos. Ella me pregunta por qué me llama tanto la atención su vida y yo le digo que ella es lo que llamamos una mujer cabrona. Ella se enoja, pero yo le digo que ser cabrona es lograr poner su cabeza ante su corazón, vive la vida, no se amarga con nada, se cae y a los 10 minutos ya se está levantando y cree fielmente que la vida es para comenzarla una y otra vez, ya que los comienzos son lo mejor. Dice que entonces así sí.
Yo la llamo mi Pepe Grillo, ella dice que es mi despabilamiento diario, ya que me da de retos y zamarrones cada vez que me acuerdo del EX. Flo me recita una y otra vez que si quiero aprender a ser CABRONA debo dejar de andar pensando en el EX como el único amor de mi vida y que al fin debo ser una mujer libre. Yo simplemente le contesto que ser ella es más difícil de lo que yo creía. Entonces me respondió: al menos inténtalo. Le pregunté ¿Cómo ser Florencia y no morir en el intento?. Me miró con cara de te doy de cachetada si vuelves a preguntar y me dice: al menos lo intentaste.

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lunes, 29 de marzo de 2010

MALA MEMORIA

Exigiendo un cerebro de elefante

En qué parte de la conciencia quedan registrados los sucesos de nuestras vidas es la pregunta que me vengo planteando hace ya un par de meses. Al parecer, para mí, se esconden junto con esa misma parte que te dice “No hagas esto o aquello porque ya sabes lo que va a suceder”.
Hace poco, en un canal de animales escuche que los elefantes son los seres vivos con mejor memoria en el mundo y que se pueden acordar de dónde bebieron agua hace 40 años y guían a toda la manada al agua en épocas de sequía. Ahí fue cuando me detuve a pensar en lo genial que sería que mi memoria, de vez en cuando, me diera un gran ejemplo de fortaleza y me dictara aquellos recuerdos que, por una cosa de ética y buena salud, no debiera olvidar.
Desde ahí fue cuando comencé a plantear los pros y contras de tener una excelente memoria a largo plazo:

CONTRA:
Cuando todos recuerdan un episodio de tu vida, tu propia vida. Y todos lo recuerdan, se ríen y disfrutan y tú con cara de en qué película pasó eso. Ahora, las causantes pueden ser: falta de memoria a corto plazo o un exceso donde el alcohol te absorbió hasta un par de neuronas. Ahí es cuando dices: Si que buena, ya, y ¿pasó algo más interesante?. Y ahí es cuando te comentan facetas de tu vida, que ni tú las hubiese descubierto en tus sueño.
Así que ¿canté?, mira tú, y ¿también pelee?, díganme con quién, y ¿comí todo eso?, te dejo plata para que llenes tu refrigerador, y ya no quiero escuchar más.
Y ahí el Power Point de imágenes cortadas que tienes en la cabeza, sólo te sirven para agravar la falta. Ese momento es cuando llega la maldita memoria y como me gustaría perderla.

PRO:
Cuando la Ley de Murphy nos raya en la locura temporal. Justo cuando buscamos algo, solo recordamos que lo tomamos, lo levantamos y lo llevamos a algún lugar. Hasta ahí vamos bien, el hecho es saber cuál es el lugar, pero no, no podemos recordarlo y damos mil vueltas y de pronto lo vemos, ahí donde mismo pasé, al menos, unas cinco veces.
O cuando en un examen nos hacen una pregunta que recordamos haber estudiado, sabemos que estaba en los apuntes del cuaderno, que viste la imagen en el libro y que además el profesor dijo “anoten esto que es importante, como para la prueba, digo yo” y uno ahí con esa tremenda laguna mental que te tiene mirando al ventana y el lápiz, como si la respuesta se encontrara ahí. Aunque sabes que la respuesta viene justo cuando sales de la sala y comienzas a comparar las respuestas.
Ahí es cuando quisiera tomar mi memoria, colgarle una soga al cuello y lanzarla por la ventana o simplemente decirle a mi madre, ella es la culpable de la mala nota, castígala a ella, no a mí.

CONTRA:
Cuando por cosas de la vida te da por un momento de “Living la vida Loca” conoces a un tipo que después de sendo carrete, te das cuenta de que, a parte de los hombres, las mujeres también debemos tener mala memoria. No digamos que es por una cosa de cobardía o de mala mujer, si no que igual que a los hombres, el extremo silencio los convierte en caballeros, a nosotras nos convierte en princesas, damas o señoritas o algo parecido. Da lo mismo, el hecho es no escarbar en escenas pasadas.

PRO:
Definitivamente cuando alguien nos engaña, es ahí la razón del asunto. Como me gustaría tener una memoria que sacara patitas, las levantara y luego me zapateara este débil cerebro. Mira que ya a uno no le quedan rodillas que pelar, después de darte de porrazos con la misma piedra. Bueno, a veces la piedra tiene otro nombre u otra forma, pero al fin y al cabo, sigue siendo una piedra.

Luego de este análisis lo único que puedo decir es que elijo, de todas formas, una memoria de elefante, ya que así como me gustaría recordar los buenos momentos, para disfrutar de ellos, también me agradaría recordar los malos, ya que sin ellos jamás podría crecer. Una cosa está clara, con memoria o sin memoria de elefante las piedras siguen cayendo del cielo, así que o me tropiezo con una o la pateo lo más lejos posible. ¿Qué escoges tú?.

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